jueves, 19 de enero de 2012

La Estimulación Cerebral Profunda (ECP) en el tratamiento de las depresiones







La Estimulación Cerebral Profunda (ECP) es un procedimiento enmarcado dentro de la neuropsiquiatría que principalmente consiste en aplicar internamente estímulos eléctricos en una zona concreta del cerebro, con la intención de poder sanar o por lo menos aminorar enfermedades relacionadas con el cerebro. Entre otros, se ha utilizado para tratar el Parkinson, el Alzheimer o el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Ahora hay un nuevo campo abierto: el tratamiento de las depresiones profundas.

La ECP en las depresiones profundas

Se está aplicando la Estimulación Cerebral Profunda para intentar mejorar el estado de pacientes con depresiones profundas. Uno de los pioneros en el uso de la ECP para las depresiones es el neurocirujano español Andrés Lozano, quien desarrolla su trabajo en la Universidad de Toronto. Según Lozano, “hemos visto que los pacientes con depresión tienen en su cerebro un centro de la tristeza hiperactivado. Es como si su termostato estuviera a cuarenta grados en lugar de veinte. Al colocarles los electrodos, podemos disminuir esta actividad y con ello remitir su enfermedad”.
Junto al doctor Andrés Lozano trabaja la psiquiatra Helen Mayberg, y ambos llevan haciendo pruebas con esta técnica ya desde 2003; Mayberg también ha realizado algunas pruebas en pacientes con trastorno bipolar, aunque de momento se han realizado menos ensayos, por lo que todavía no se puede saber con certeza su eficacia para estos trastornos bipolares.

La ECP en España

En España, la Estimulación Cerebral Profunda tiene sus principales precursores en la Unidad de Trastornos Afectivos del Hospital de Sant Pau i de la Santa Creu de Barcelona, quienes han aprendido el desarrollo de este tipo de técnicas directamente del doctor Andrés Lozano.
Según Dolors Puigdemont, psiquiatra de este hospital, “nosotros aplicamos los electrodos en la zona identificada por el equipo de Mayberg, el área Cg25, y no hemos visto ningún efecto secundario. Ahora ya llevamos tratados diez pacientes con una media de edad de 47 años. Estos pacientes llevan una media de seis o siete años con depresión grave y sin ninguna mejoría a los diferentes tratamientos. El resultado es absolutamente brutal, porque les conocemos desde hace muchos años y cada vez que volvían a la consulta sin ninguna mejoría había una gran sensación de impotencia. Ahora, cuando ves los cambios, es emocionante”.

Entrar en quirófano

Según estos expertos, la Estimulación Cerebral Profunda es diferente a la terapia electrocompulsiva (conocido como electroshock): la ECP es más invasiva, aunque los estímulos se enviarán sólo a una zona del cerebro, hacia donde se quiera enviar, y no a todo el cerebro, como ocurre con el electroshock.
Lo que sí es necesario para tratar la depresión profunda con ECP es que el paciente entre en el quirófano, y no es una intervención fácil. Primero, se estudia el cerebro, y se elige el punto exacto sobre el que actuar. Posteriormente, con el paciente despierto, se le hace un agujero en el cráneo y se interviene en la llamada área subcallosa del cingulado, o área Cg25, y ahí se realiza una primera estimulación. Si todo va bien, se colocarán unos electrodos unidos por un cable por debajo de la piel a un neuroestimulador, manipulable con un mando externo implantado normalmente en la zona abdominal. Después de la operación, el paciente podrá llevar una vida perfectamente normal, aunque tenga este complejo mecanismo en su interior.

Diversos campos de aplicación

La Estimulación Cerebral Profunda se aplica cada vez en más campos. Además del tratamiento de la depresión profunda, también es una terapia muy extendida para el tratamiento del Parkinson, ya que un gran número de pacientes están siendo tratados con ECP. Pero también se está aplicando en la epilepsia, en el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) y, recientemente, en los enfermos de Alzheimer.

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